Cada
vez más familias toman conciencia de la importancia de la afectividad
Durante estos
tres últimos años, en el sector oeste de Piura, son cada vez más los padres y las
madres que toman conciencia de la importancia de dar afecto a cada uno de sus hijos
e hijas. Desde el año 2010, trescientas familias vienen participando de un
proceso formativo en el que se trabajan temas como pautas de crianza, organización
familiar y afectividad, con el fin de mejorar la calidad de vida de las niñas,
niños y adolescentes, alejándolos de riesgos psicosociales.
Esto gracias
al proyecto que el Centro Ñari Walac, miembro de la Alianza para la prevención y protección
del riesgo psicosocial, ejecuta en Piura, con el financiamiento de la Agencia
Española de Cooperación Internacional (Aecid) como una experiencia en
desarrollo con la expectativa de ser transferida al Estado, una vez llegue a su
término.
Según señaló la psicóloga Lorena Gonzáles Rodríguez,
asistente del componente que tiene a cargo el trabajo con las familias beneficiarias
del proyecto, las situaciones que se pudieron evidenciar en el sector oeste de
Piura al inicio del proyecto, fueron la ausencia física y emocional por parte
del padre, pleitos entre los padres, golpes e insultos como único camino
correctivo y una precaria situación económica.
Por ello,
destacó que es fundamental la base afectiva al interior de las familias, ya que
si existe comunicación, cariño y respeto entre sus miembros, es mucho más fácil
prevenir situaciones que tengan como consecuencias, graves problemas sociales.
Gracias al
proceso formativo, estas 300 familias saben que el educar desde la familia es fundamental
para tener una buena comunidad. En ese sentido los padres han aprendido a ser
ejemplo para sus hijos, ser responsables y participes de sus vidas, a organizarse
en los ratos libres para compartirlos en familia y en repartir de manera equitativa
las tareas del hogar para formar hombres y mujeres justos. Todo ello bajo el
concepto de la afectividad.
Un padre, por ejemplo, refirió en
una de las visitas: “Yo antes, le soy sincero, dejaba que mi esposa se encargue
de todo, de las cosas de la casa y de mis hijos, porque como yo trabajaba todo
el día y solo llegaba a almorzar, yo creía que ella tenía más tiempo que yo,
pero me di cuenta que no se avanza con todos mis hijos. Pero
ahora ya no, cuando los voy a dejar o a recoger al colegio me voy hasta su aula
y hablo con la profesora para ver cómo se ha portado mi hijo, qué tareas tiene
y cómo va en sus notas y si yo no sé lo de la tarea, busco a una vecina que
tiene su hija en secundaria para que por ahí le enseñe a mi hijo y ya no pierde
el tiempo en la calle”. “Esos son los
cambios que se han generado, por ejemplo” señaló, para formar y fortalecer
familias, orientándolos y acompañándolos en la construcción de factores de
protección ante riesgos psicosociales.
Este programa
formativo culminará el próximo año como parte del proyecto integral que trabaja,
además, con escuelas y dirigentes comunales de los asentamientos humanos Santa
Julia, Túpac Amaru, Santa Rosa, San Martín, Nueva Esperanza, Villa Perú Canadá,
Villa Kurt Beer, Aledaños Kurt Beer, Micaela Bastidas, Capullanas y Enace. Se espera que luego de finalizado el proyecto, las
familias pongan en práctica todo lo aprendido, y a la vez, en base a su experiencia,
puedan ayudar a otras familias que necesiten orientación sobre estos temas y
que no hayan tenido la oportunidad de recibir esta formación.
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