La gaseosa es la bebida que más se consume en todo el mundo,
pero también es una de las más nocivas para la salud.
Problemas
metabólicos, obesidad, osteoporosis, diabetes, malestares cardíacos, y
cuadros alérgicos son algunas de las consecuencias de consumir este producto,
advierten médicos del Sisol.
Esta bebida está
compuesta por carbohidratos refinados, además de edulcorantes artificiales como
la tartrazina y el aspartamo, que pueden desatar cuadros alérgicos desde
catarros, secreción nasal, urticaria, rinitis estacional y asma.
La gaseosa es el
principal generador de problemas metabólicos porque contiene
fructosa, que altera la insulina y la leptina (a nivel de la glucosa)
provocando diabetes, falta de apetito o apetencia voraz por algunos alimentos.
“Está demostrado
que un vaso regular de gaseosa equivale a 150 calorías, que son de 8 a 10 cucharaditas de
azúcar. Si esa persona no hace actividad física regular, esas calorías se
almacenan como energía, colesterol, triglicéridos; lo que provoca obesidad,
sobrepeso, o diabetes”, indicó el doctor Santiago Mestanza, gastroenterólogo
del Sisol.
Aclaró que el
agua no diluye la capacidad de la fructosa ni la concentración de cafeína, que
tiene la gaseosa, por lo que consumirlo no disminuye sus efectos dañinos.
“El ácido
fosfórico de las gaseosas puede provocar la descalcificación ósea,
e incluso puede facilitar la fractura de cadera en niños y adolescentes
al momento de hacer deporte”, refirió Mestanza.
Dijo, además,
que las bebidas blancas tienen poco sodio y potasio, por lo que es preferible
tomar leche sin lactosa, jugos naturales, agua pura o una bebida hidratante,
nunca un energizante.
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