Fibromialgia.
La fibromialgia es una enfermedad crónica que causa dolores musculares o fatiga y engloba un conjunto de síntomas frente a los que todavía no hay cura. Las personas con fibromialgia tienen una serie de puntos sensibles al dolor en su cuerpo como son el cuello, los hombros, la espalda, las caderas, los brazos y las piernas.
La fibromialgia es más común en mujeres que en hombres, se da en 20 mujeres por cada hombre. Suele afectar a mujeres de mediana edad y los síntomas suelen aparecer alrededor de los 47 años. No existen estudios que demuestren por qué afecta más a las mujeres pero se cree que puede haber alguna causa de tipo hormonal. Además, suele estar vinculada a otras enfermedades: las personas con artritis reumatoide y otras enfermedades autoinmunes tienen mayores probabilidades de desarrollar fibromialgia.
Síntomas:
El dolor es el síntoma principal de la fibromialgia. Aparece en los músculos pero no en las articulaciones. Es muy común que el dolor sea más agudo y la rigidez de los músculos sea mayor en las primeras horas del día, aunque estos síntomas suelen ir remitiendo a lo largo del paso de las horas.
Tanto el dolor como la rigidez pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo. La fatiga suele ser otro de los síntomas habituales y más frecuentes en las personas que sufren fibromialgia. A veces se establece la fatiga emocional y otras la fatiga física.
Otros síntomas frecuentes suelen ser los trastornos psicológicos como la depresión debido al padecimiento de los síntomas generales de la fibromialgia y al empeoramiento de la calidad de vida que conllevan. Los trastornos del sueño que provocan que el paciente no tenga un descanso óptimo y se despierte frecuentemente o el síndrome del intestino irritable producido por el estreñimiento, la diarrea, el dolor abdominal, lo gases o las náuseas.
Diagnóstico:
El diagnóstico se realiza generalmente haciendo un cuestionario al paciente para saber el historial y los síntomas que presenta. Durante la exploración al paciente, el médico realiza una serie de puntos denominados de presión.
En los pacientes de fibromialgia suelen detectarse alrededor de unos 18 puntos que al presionarlos causan dolor. Estos puntos se reparten en diferentes zonas musculares del cuerpo como el cuello, los codos, las rodillas y la pelvis.
A pesar de que los resultados de las pruebas de laboratorio no sirven para diagnosticar si una persona tiene o no fibromialgia, sí sirven para descartar que el paciente tenga otras patologías como el lupus o la artrosis reumatoide, que a menudo pueden confundirse con la fibromialgia.
Tratamiento:
Es habitual que a los enfermos de fibromialgia se les indique un tratamiento farmacológico a base de antidepresivos, anticonvulsionantes, hipnóticos o antipsicóticos. También se puede tratar de disminuir los síntomas con analgésicos como paracetamol o tramadol, este último más potente y con relajantes musculares.
El problema radica en que los enfermos de fibromialgia son especialmente sensibles a cualquier medicación. Como a cualquier otra persona, a una persona con fibromialgia también le beneficia realizar ejercicio físico y llevar una dieta saludable. Además, será imprescindible para afrontar la enfermedad contar con apoyo psicológico.
Prevención:
Se puede prevenir la fibromialgia intentando llevar una vida sana y saludable, evitando cualquier situación de estrés y practicando ejercicios o deportes que favorezcan al sistema cardiovascular. El estrés al que estamos sometidos a diario o sentimientos como la frustración, la angustia y la tensión nerviosa pueden producir que el tono muscular se expanda y se contraiga.
Por otra parte, los ejercicios de estiramientos como las elongaciones o el yoga, aumentan la fuerza muscular, lo que nos favorece contra las malas posturas que solemos adoptar cada día y debemos de corregir.
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