lunes, 23 de septiembre de 2013

En visita a Catacaos

MONSEÑOR EDUARDO CHÁVEZ SÁNCHEZ FUE DECLARADO VISITANTE ILUSTRE
Llegó desde el hermano país mexicano para participar del Congreso Internacional Mariano, denominado “EL Acontecimiento Guadalupano en el Origen de la Fe y la Evangelización del Nuevo Mundo Americano”, cumplió una destaca labor evangelizadora y de investigación de la iglesia católica; estos méritos, le permitieron a Monseñor Eduardo Chávez Sánchez ser distinguido por la Comuna Cataquense como visitante ilustre.  
La distinción fue entregada por el Alcalde Distrital Pablo Castro en una ceremonia pública, realizada en la plaza de armas del Distrito; luego de ser recibido con la algarabía de cientos de feligreses católicos que esperaron a monseñor en la avenida Cayetano Heredia, para luego trasladarse hacia la plaza principal donde se realizó el izamiento de los emblemas patrios y de la bandera Mexicana.
El Lic. Pablo Castro luego de entregar la resolución de Alcaldía N° 622 – 2013- MDC-A. y de imponer el escudo de Catacaos, máxima distinción que otorga a destacados personajes, expresó su saludo como representante legal de la Heroica Villa indicando que Catacaos es reconocido por su identificación religiosa y por su fe inquebrantable, convirtiéndose en la gran reserva de la religiosidad.
Monseñor Eduardo Chávez Sánchez (Postulado de la Causa de canonización de San Juan Diego) llegó hasta Catacaos acompañado por Monseñor José Antonio Eguren Anselmi, ambas autoridades eclesiásticas junto a las autoridades locales ingresaron a la Iglesia San Juan Bautista donde participaron de la bendición del anda que lleva la sagrada imagen de la Virgen de Guadalupe. De este acto también participaron las cofradías, el párroco Manuel Castro y asociaciones religiosas de Catacaos.
En su mensaje a la feligresía Monseñor Eduardo Chávez Sánchez exhortó a la población a luchar por la familia, luchar por los valores del ser humano. Él dijo que la felicidad se encuentra en el servicio, misericordia, el amor, la compasión, el cariño para los demás; acciones que nos hacen pleno de la alegría que viene de Dios.  


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