viernes, 29 de junio de 2012

En la fiesta de San Pedro y San Pablo

ARZOBISPO DE PIURA Y TUMBES ORDENA A CINCO NUEVOS SACERDOTES DEL SODALICIO DE VIDA CRISTIANA
29 junio. En las Vísperas de la Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, Monseñor José Antonio Eguren Anselmi S.C.V., Arzobispo Metropolitano de Piura  ordenó ayer en la ciudad de Lima a cinco nuevos sacerdotes del Sodalicio de Vida Cristiana, acompañado por Mons. Kay Schmalhausen Panizo SCV, Obispo Prelado de Ayaviri y Mons. Raúl Chau Quispe, Obispo Auxiliar de Lima. Además concelebraron numerosos sacerdotes sodálites y amigos de esta familia espiritual. Estuvieron presentes en la ceremonia el Superior General  del Sodalicio, Eduardo Regal Villa, y los Superiores Regionales de Perú, Brasil y Colombia.
Los cinco nuevos sacerdotes sodálites son el P. Gianfranco Castellanos Melzi, P. Andrés Echevarría Machado, P. Fernando Timotheo da Costa Genú, P. Alberto Hadad Sánchez  y P. Christian Yamanija Yraha. Cabe resaltar que el Padre Gianfranco Castellanos Melzi radica en la comunidad Sodálite de Piura y es parte de nuestra Arquidiócesis donde realizará su ministerio sacerdotal en la capilla María Goretti de Castilla y en la capilla del Asilo de Ancianos de Piura.
En su homilía, Monseñor Eguren remarcó que  el estar cada día en contacto con la santidad de Dios, les va a exigir trabajar responsable y ardorosamente por ser santos. Un sacerdote que no aspire diaria y responsablemente a ser santo, que no coopere activamente con la gracia recibida en el Sacramento del Orden y con aquella que el Señor diariamente le da, no sirve. Cristo necesita hoy sacerdotes maduros, viriles, capaces de cultivar una auténtica paternidad espiritual. La Iglesia necesita sacerdotes santos y santificadores. Sólo así serán testigos creíbles y promotores de santidad entre sus hermanos. No se olviden que los verdaderos frutos pastorales nacen de la santidad del sacerdote».
Con la imposición de las manos por parte de Monseñor Eguren, signo de transmisión de una potestad y, con las plegarias de ordenación, fueron constituidos presbíteros, pidiéndole a Dios las gracias y bendiciones necesarias para que ejerzan su ministerio dignamente.
Posteriormente, fueron revestidos con la estola y la casulla, símbolo de su ministerio sacerdotal, siendo luego ungidos por Monseñor Eguren en las palmas de sus manos con el santo crisma.
Al concluir la Santa Misa brotaron espontáneos y efusivos aplausos de los miembros de  la familia sodálite que expresaron su alegría y agradecimiento a Dios por la bendición que significa para dicha familia espiritual  contar con nuevos sacerdotes.

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