domingo, 8 de julio de 2012

Homilía en el Día del Maestro

QUE POR SUS PALABRAS Y EJEMPLO DE VIDA SUS EDUCANDOS CONOZCAN AL SEÑOR JESÚS”
Con ocasión del Día del Maestro, Monseñor José Antonio Eguren S.C.V., Arzobispo Metropolitano de Piura, celebró hoy la Santa Misa en la Basílica Catedral de Piura, acompañado por el R. P. Gilmert Peña, Director de la Oficina Diocesana de Educación Católica de Piura (ODEC)  y el R.P. Luis Cereghino, Capellan de la Universidad de Piura. Estuvieron presentes el Dr. Julio Kcomt Otero, Director del Consorcio de Colegios Católicos de Piura, la Dra. Fanny Quezada Centurión, Decana de la Facultad de Ciencias Sociales y Educación de la Universidad Nacional de Piura y  la Magister Luzmila Flores Correa, Directora de Estudios de la Facultad de Educación de la Universidad de Piura, además de los Directores y Maestros de los diferentes colegios católicos de nuestra región. A continuación la homilía de Monseñor Eguren por el Día del Maestro:
La enseñanza de la religión católica forma parte de la historia de la escuela en el Perú, y el maestro de religión constituye una figura muy importante en el conjunto de los profesores. Siempre se ha dicho que en todo pueblo de nuestra Patria, por más humilde que éste sea, junto con el sacerdote y el policía, el maestro constituye una presencia insustituible y fundamental. Iglesia, Comisaría y Escuela forman un trípode fundamental para que haya comunidad.
1. En primer porque ella favorece la reflexión sobre el sentido profundo de la existencia. A través del curso de religión nuestra juventud va progresivamente descubriendo que la propia vida y el mundo en el que vivimos corresponden a un designio divino. Que hay un plan, el Plan de Dios, que gobierna la propia existencia y toda la historia. Un designio divino que es creador, salvador y redentor del hombre.
2. En segundo lugar el curso de religión católica es de vital importancia porque por medio de él nuestros jóvenes van descubriendo que Jesús de Nazaret es la respuesta a sus ansías más profundas de felicidad personal, de sentido y de plenitud. Van descubriendo que Jesús, y sólo Jesús, les muestra su identidad más profunda, es decir quiénes son en verdad y qué deben hacer para ser felices y alcanzar la libertad.
3. Finalmente la instrucción religiosa que ustedes maestros imparten en sus aulas es de suma importancia porque ayuda a los jóvenes a descubrir la relación fundamental e importante entre libertad y verdad, entre libertad y bien, dándole a toda la enseñanza un sentido unitario. Descubrir la verdad y el bien para ser auténticamente libres y para crecer en responsabilidad ya que no hay mejor ciudadano que un buen cristiano.
Quiero aprovechar de esta ocasión para agradecerles de corazón todo el importante trabajo que realizan, un trabajo vital pero muchas veces poco reconocido por el Estado y por la sociedad en su conjunto; un trabajo que contribuye, por una parte, a dar un alma a la escuela y por otra, a asegurar a la fe cristiana plena ciudadanía en los lugares de la educación y de la cultura en general.
Hermosa vuestra misión: colaborar con los padres de familia en su fundamental misión de ser los primeros responsables de la educación cristiana de sus hijos; ayudar a desarrollar en sus educandos una personalidad plena y libre, conforme a la medida de Jesucristo, el hombre nuevo y perfecto; lograr que nuestros jóvenes tengan una vivencia humana completa y bien preparada.
Queridos Maestros: a ustedes les corresponde, además del deber de la competencia humana, cultural y pedagógica propia de todo maestro, la vocación de dejar traslucir que el Dios del que hablan en las aulas de clase constituye la referencia esencial de su propia vida. La mejor lección es aquella que se da con el testimonio de la propia vida cristiana, vivida ésta con coherencia y autenticidad.
Si bien el Día de Maestro los celebramos cada año el 06 de julio en recuerdo a que ese día el Generalísimo Don José de San Martín, Libertador del Perú, fundó la Escuela Normal de Varones en 1822, es interesante subrayar que el 6 de julio, la Iglesia en su liturgia, celebra a San María Goretti, Virgen y Mártir, quien fuera una joven italiana del campo, de familia pobre y humilde pero muy cristiana, que amaba profundamente a Jesús y que a la tierna edad de apenas casi 12 años fue amenazada con un punzón por Alessandro Serenelli, un joven que trató de abusar de ella. Ella prefirió morir antes que pecar. Durante su dolorosísima agonía perdonó a su atacante, quién, tras algunos años de cárcel, se convirtió al cristianismo profundamente arrepentido de su crimen.
Queridos Padres y Maestros: a los jóvenes les agradan los desafíos, los horizontes auténticos de vida. Los jóvenes por naturaleza tienen hambre de verdad y de amor y no se contentan con la mediocridad. Por ello no tengan miedo de proponerles a sus hijos y educandos al Señor Jesús, única fuente de vida y de libertad verdaderas.
Les deseo a todos que el Señor les dé la alegría de no avergonzarse nunca de su Evangelio, la gracia para vivirlo, la pasión para compartir y cultivar la novedad que mana de él para la vida del mundo.
Que vuestra labor de enseñanza sea siempre capaz, de abrir a vuestros estudiantes a esta dimensión de libertad y de pleno aprecio del hombre reconciliado por Cristo.

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