Santo Padre pide a piuranos y tumbesinos que recen
por él.
En un cálido encuentro, marcado
por el recuerdo de la experiencia vivida juntos en la V Asamblea General del Episcopado
Latinoamericano celebrada en Aparecida - Brasil el año 2007, el Arzobispo de
Piura, Monseñor José Antonio Eguren Anselmi, S.C.V., saludó al Santo Padre
Francisco en el marco de la Audiencia General de los miércoles en Roma.
Nuestro Pastor llevó al Papa el
saludo, el afecto y la adhesión del pueblo de Piura y Tumbes. El Santo Padre
agradeció a Monseñor Eguren este gesto de amor filial a su persona y mandó
complacido su bendición apostólica para los sacerdotes, religiosos, religiosas
y fieles cristianos de nuestra Arquidiócesis. Asimismo pidió a los piuranos y
tumbesinos que lo recuerden siempre en sus oraciones al Señor Jesús y a la
Virgen Santísima.
Monseñor Eguren obsequió al Papa
Francisco una imagen de Santa Rosa de Lima, patrona del Perú y primera flor de
santidad del Continente Latinoamericano, así como una palia para la celebración
de la Santa Misa con la imagen de San Miguel Arcángel, patrono de nuestra
Arquidiócesis. El Papa Francisco le subrayó a nuestro pastor la necesidad de
invocar con la constante oración la intercesión y protección del Príncipe de la
Milicia Celestial para poder vencer en la lucha contra el demonio.
Finalmente el Santo Padre recibió
también un ejemplar del PIUCAT, el catecismo de nuestra Arquidiócesis, y mostró
su alegría por esta iniciativa en el marco del Año de la Fe.
A continuación compartimos la
oración para pedir a Dios por la santidad, la salud e intenciones del Santo
Padre Francisco:
¡Oh Jesús, Pastor
Supremo de la Iglesia!
Renuevo en tu
presencia mi adhesión incondicional
a tu Vicario en la
tierra, el Papa Francisco.
En él, Tú has querido
mostrarnos
el camino seguro y
cierto
que debemos seguir en
el mundo de hoy.
Creo firmemente que
por medio de él,
Tú mismo nos
gobiernas, enseñas y santificas,
y bajo su cayado
formamos
la verdadera Iglesia:
una, santa, católica y apostólica.
Concédeme la gracia
de amar, vivir y propagar
como hijo fiel sus
enseñanzas.
Cuida su vida,
ilumina su inteligencia, fortalece su espíritu,
defiéndelo de las
calumnias y de toda maldad,
así como de las
asechanzas del maligno enemigo,
para que nos gobierne
paternal y solícitamente
con firmeza de roca
apostólica.
Aplaca los vientos
erosivos de la desobediencia
y concédenos que en
torno a él,
tu Iglesia se
conserve unida y firme
en la fe, la
esperanza y la caridad,
para que sea
sacramento universal del don de tu Reconciliación.
Santa María, Madre de
la Iglesia, ruega por él.
San José, custodio
del Redentor, ruega por él.
San Miguel Arcángel,
patrono y protector de la Iglesia Universal, ruega por él.
Santos Apóstoles
Pedro y Pablo, rueguen por él.
Amén.
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