MENSAJE DEL
ARZOBISPO METROPOLITANO DE PIURA CON OCASIÓN DEL DIA DE LA MADRE
Al celebrarse en nuestra Patria el
“Día de la Madre”, hago llegar mi cariño y bendición a todas las madres de
Piura y Tumbes, así como a sus hogares. Asimismo les expreso mi admiración y
gratitud por todo los que significan para el Perú y para la Iglesia.
Es imposible e inútil querer
imaginar una sociedad sin el aporte de la mujer-madre y esposa. Ella es
esperanza de un mundo más humano ya que una madre al acoger el don de una nueva
vida hace presente el amor de Dios, primero en su seno y después en sus brazos,
ayudando así a que nuestros tiempos sean verdaderamente más humanos.
Con el Beato Papa Juan Pablo II quiero decirles a todas las madres en su
día: “Te doy gracias, mujer-madre,
que te conviertes en seno del ser humano con la alegría y los dolores de
parto de una experiencia única, la cual te hace sonrisa de Dios para el niño
que viene a la luz y te hace guía de sus primeros pasos, apoyo de su
crecimiento, punto de referencia en el posterior camino de la vida. Te doy
gracias, mujer-esposa, que unes
irrevocablemente tu destino al de un hombre, mediante una relación de recíproca
entrega, al servicio de la comunión y de la vida”.
La familia fundada en el matrimonio entre un
hombre y una mujer ha sido, es y será siempre el único fundamento real y seguro
para un futuro digno de la sociedad y de la persona.
Detrás de la vocación de madre hay una gran
belleza y nobleza. En primer lugar porque una madre ha tenido la valentía de
dar la vida donándose por la persona
concreta de su hijo desde la concepción, protegiendo esta vida tan frágil
incluso con el sacrificio de su propia existencia. La vida humana necesita desde
la concepción de esos amorosos cuidados maternales, así como de la familia, del
padre y de las madres unidas, del hogar bien constituido, para verse acogida,
sostenida, protegida y defendidas con amor. Pero es necesario pedir a las
madres que completen ese dar la vida comunicando a sus hijos la amistad con
Jesús, introduciendo a sus hijos en el conocimiento amoroso de Cristo, en quien
sólo encontramos la auténtica libertad, felicidad y vida. Nadie mejor que una
mamá para descubrir a su hijo y también a su esposo, la belleza de la fe en Cristo
y la fuerza del amor evangélico que es capaz de vencer el mal con el bien.
Hoy en día se hace
urgente redescubrir la belleza de la maternidad de una mujer frente a los
ataques de una cultura de muerte, representada por minúsculos grupos
ideologizados, que se oponen a la realización de la mujer en el hogar, la
familia, el matrimonio y la maternidad y que bajo un falso concepto de
liberación femenina buscan someter a la mujer a la esclavitud de campañas
contraceptivas y a una mentalidad abortista que denigran su dignidad, vocación
y misión.
Queridas madres: Tengan
siempre a María Santísima como su modelo y guía segura para vivir su maternidad
porque, “para que Dios pudiese entrar humanamente en nuestra
historia tenía necesidad de una madre. La encontró (en María). Es la Madre a la
que todos miramos, la hija de nuestro pueblo, la sierva, la pura, la sola y
toda de Dios, la discreta, que deja espacio para que el Hijo pueda realizar su
plan, la que facilita en cada momento esta realidad que se renueva, no como
superiora ni como protagonista, sino como sierva. La estrella que sabe apagarse
para que el Sol se manifieste. Esta es la mediación de María. Mediación de
mujer que no rechaza la maternidad, la asume desde el principio”.
Con mi afectuosa bendición pastoral para
todas nuestras mamás.
X JOSÉ ANTONIO EGUREN ANSELMI, SCV.
Arzobispo Metropolitano de Piura
San Miguel de Piura,
12 de mayo de 2013Arzobispo Metropolitano de Piura
Domingo VII de Pascua – La Ascensión del SeñorA
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