Un exoesqueleto robótico llamado CP-Walker
2.0 obedece las órdenes del cerebro y ejercita cada articulación de
forma individual. Se trata del primer robot hecho para ayudar a los
niños con parálisis cerebral.
La colaboración se dio entre el Hospital Niño
Jesús de Madrid y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas
(CSIC) que busca mejorar la movilidad de los niños con parálisis
cerebral. El invento se trata de un casco que detecta la
actividad eléctrica del cerebro cuando el niño quiere andar y activa
los motores del robot.
Al invento le precede el exoesqueleto creado por
el CSIC que ayuda a los niños con atrofia muscular, pero
esta nueva innovación incorpora mejoras que lo hacer ir más allá de sus
capacidades.
Motores propios en rodilla, cadera y ajustes
que sirven para el control del tronco y una novedad sin precedentes: un
casco de electroencefalopatía (un tipo de gorro de piscina con electrodos)
que va conectado a la corteza motora del cerebro, que logra dar al menor
la autonomía de los movimientos.
El niño que utilice el exoesqueleto
y desee moverse debe concentrarse y pensar en movimiento y en
realizar una acción.
Es este proceso los electrodos del casco miden
la actividad eléctrica cerebral y detectan la frecuencia de movimiento. De
esta forma es que el robot comienza a tener movilidad siguiendo las
instrucciones del menor.
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