En el marco de los actos celebratorios con motivo
de la Semana de la Piuranidad y con motivo de celebrarse los 482 años de
Fundación de la Ciudad de San Miguel de Piura, en la Basílica Catedral, el
Arzobispo Metropolitano, Monseñor José Antonio Eguren Anselmi, presidió la Misa
y Te Deum.
En este día en que
la Iglesia celebra la Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María,
Monseñor Eguren Anselmi al iniciar la homilía felicitó, en primer lugar, a la
Municipalidad Provincial de Piura y a todas las personas que han intervenido
por restablecer el 15 de agosto, como la
fecha de fundación de nuestra gran Ciudad.
También en el marco de la fiesta por la fundación
de nuestra ciudad de San Miguel de Piura, pidió poner fijamente nuestros ojos
en nuestra Madre. “Nadie como María para hacer brotar el sentido de familia en
nuestras vidas”.
Monseñor Eguren
Anselmi planteó a las autoridades de la Municipalidad de Piura tres importantes
iniciativas que deberían seguir como continuidad al
restablecimiento de la fecha fundacional de la ciudad. “La primera, declarar el 15 de agosto como día feriado,
tal como lo han hecho otras ciudades del país para celebrar el día de su
fundación; en segundo lugar, seguir adelante con los trabajos para suscribir el Acta Supletoria de la
Fundación de Piura, en tanto se halle el Acta original; finalmente y, como
tercer punto, la necesidad de embellecer
la Plaza de la Tres Culturas en donde se encuentra el monumento a Don
Francisco Pizarro, fundador de San Miguel de Piura.
Luego el arzobispo señaló que: “La Asunción de
María a los cielos es un dogma de fe, es decir es la formulación de una verdad
revelada por Dios en la cual nosotros los hijos de la Iglesia estamos llamados
a creer. El dogma de la Asunción de la Santísima Virgen María, fue definido por
S.S. Pío XII el 1 de noviembre de 1950, con la Constitución Apostólica
“Munificentissimus Deus”.
En ese sentido, monseñor dejó en claro que la gran
enseñanza que esta Solemnidad nos da es que todos nosotros estamos llamados a
participar de la gloria del cielo con toda nuestra realidad humana: cuerpo y
alma.
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