La evidencia empírica muestra inequívocamente que el crecimiento económico es un elemento
fundamental para lograr el progreso de las naciones y el bienestar de las personas. Gracias a ello
se pone en marcha todo un círculo virtuoso de demanda de empleo y dinamismo de la producción. Esto hace posible no sólo incrementar los ingresos de las familias y ampliar su capacidad de consumo, sino sentar las bases para sostener esta expansión a través de la inversión de largo plazo. Además, gracias al crecimiento es posible reducir los niveles de pobreza en la población, lo cual se hace evidente de manera clara para el caso peruano en los últimos años, tal como se aprecia en el siguiente gráfico.
Así, según datos disponibles del INEI, entre el 2004 y el 2013, se registraron tasas de expansión positivas del PBI de manera sostenida. En tanto, los niveles de pobreza monetaria se redujeron continuamente, pasando de 58.7% a 23.9% en el periodo considerado.
Sin embargo, no podemos dejar de reconocer que estas cifras macroeconómicas no logran capturar en su real dimensión un aspecto de lo más importante para toda sociedad: el bienestar de las personas medido a través del progreso social.
Es por ello que, conscientes de las limitaciones de medidas tales como el ingreso per cápita, y de que un modelo de desarrollo basado en el mero avance económico es incompleto, el grupo Social Progress Imperative1 ha elaborado un índice que incide en aspectos no contemplados en indicadores como la medición del PBI. Entre ellos se encuentran la cobertura de las necesidades humanas básicas, dotación de herramientas para que la población eleve su calidad de vida, protección del medio ambiente –un tema cuya relevancia es cada vez más patente- y oportunidades para la ciudadanía en general. El mensaje principal de este enfoque es que es necesario que se amplíe la idea de progreso en las sociedades más allá del éxito económico, yendo hacia un concepto de crecimiento inclusivo, el cual requiere el logro de progreso tanto económico como social.
En tal sentido, el Índice de Progreso Social (Social Progress Index- SPI) tiene el objetivo de atender esa necesidad de ampliar el enfoque a través de la creación de un instrumento de medición multidimensional y robusto del desempeño social y ambiental de las naciones que pueda ser útil para los gobiernos, empresas y la sociedad civil como un marco de referencia de éxito y acelerar el progreso. Este índice es el primero en su género, independiente del PBI, y que más bien lo complementa, pues brinda un fundamento sistemático y empírico para guiar la estrategia del crecimiento inclusivo. El objetivo es que el progreso económico se traduzca en mejoras para la sociedad y el manejo del medio ambiente de manera tal que se promueva incluso un mayor éxito económico en el futuro.
Para ello, el Índice de Progreso Social constituye una forma concreta de entender y luego priorizar una agenda ejecutable para lograr avances en el aspecto social y de desempeño económico.
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