miércoles, 18 de mayo de 2016

Túpac Amaru‬ II y ‪‎Micaela Bastidas.

‬Con su ejemplo de coraje y determinación al defender ideales de justicia y libertad los convirtió en leyenda y símbolo de lucha contra la opresión.

La célebre heroína de la revolución liderada por José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II, fue su esposa Micaela Bastidas Puyucahua, nacida en Pampamarca en 1745. Esta notable peruana no tuvo acceso a la educación, pero era entendida en todo lo relacionado con el hogar y su comunidad. 

Integrada a la causa libertadora, Micaela hizo labor de propaganda en diferentes pueblos para ganar adeptos a la etapa  emancipatoria. Se encargó de administrar la retaguardia y de aprovisionar. Muchos de los testimonios sobre su persona coinciden en señalar su carácter decidido y valiente. 

Como consecuencia de las derrotas sufridas ante los realistas, Túpac Amaru II intentó huir, pero fue traicionado y apresado con su esposa, su familia y sus colaboradores. Uno de los mayores méritos que enaltecen la personalidad de Micaela  Bastidas tuvo lugar en ese instante. Ante la posibilidad de huir tras el apresamiento de su esposo, prefirió quedarse a su lado y pronunciar: “Si en la acción estuve con él, también he de estarlo en el martirio y en la muerte”.

Todos ellos fueron llevados al Cusco para ser juzgados y sentenciados a muerte. Las ejecuciones se llevaron a cabo el 18 de mayo de 1781 en la plaza de Armas del Cusco, tras la muerte de sus familiares Micaela Bastidas subió al tabladillo. Los soldados españoles intentaron ahorcarla en el “garrote” pero  al no conseguir su objetivo, la mataron a golpes. A Túpac Amaru II lo llevaron al centro de la plaza, se le cortó la lengua y fue amarrado de brazos y piernas a cuatro caballos  que avanzaban en direcciones distintas con el propósito de seccionarlo. Sin embargo la fortaleza física del ilustre caudillo no lo permitió, por lo que finalmente fue decapitado. 

El enorme sacrificio de estos ilustres peruanos permitió exaltación del espíritu combativo de los peruanos, manteniéndose aún más vivo el anhelo de redención nacional. Tras la terrible muerte de Túpac Amaru II y Micaela Bastidas, el movimiento emancipatorio se mostró  aún más vigoroso. Sin duda, fue  el punto de partida para la independencia de nuestro país.




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